La reproducción de los delfines resulta un misterio para la mayoría de los seres humanos, ya que el proceso de apareamiento ocurre bajo el agua. Sin embargo, el proceso es similar al de otros mamíferos: las hembras presentan un período de ovulación tras el cual se aparean con los delfines macho con el objetivo de fecundar el óvulo. Una vez fecundado, la cría empieza a formarse dentro del vientre de la madre y cuando se encuentra completamente desarrollada inicia la fase del parto.
Antes que nada, es importante mencionar cuándo empiezan a aparearse los delfines. Pues bien, los delfines alcanzan la madurez sexual alrededor de los 5-7 años de edad, aunque dependiendo de la especie este periodo puede alargarse hasta los 11-13 años. Así mismo, los machos son sexualmente maduros antes que las hembras.
Puesto que su esperanza de vida varía tanto de una especie a la otra, es normal que la madurez sexual también presente grandes variaciones entre ellas. Lo que sí es común en todas las especies es que, una vez alcanzada la madurez sexual, los delfines son animales muy activos, especialmente los machos.
Ahora bien, ¿cómo se aparean los delfines? Antes de permitir que el macho se acerque, es necesario que se realice un cortejo. Este cortejo consiste en llevar a cabo distintas formas de nado alrededor de la hembra, las cuales, a primera vista, podrían parecer juegos bajo el agua. Durante este cortejo, es habitual que varios machos compitan por una misma hembra, llegando a agredirse para demostrar, también, su fuerza. Cuando la hembra acepta aparearse con el macho, acerca a ella su órgano sexual, ya que cuentan con pene y testículos, mientras que las hembras poseen un orificio vaginal. Luego, unen sus vientres para llevar a cabo el acto sexual y realizar la fecundación; este proceso toma pocos segundos y puede repetirse varias veces con la misma hembra.
Por lo general, los delfines se aparean durante las épocas más cálidas (primavera-verano), por lo que migran hacia las zonas más templadas para ello. No obstante, no existe una única época de celo de las hembras delfín, sino que pueden ovular de dos a siete veces al año, dependiendo de la especie. Son poliéstricas estacionales, por lo que su época reproductiva acostumbra a ocurrir entre la primavera y el otoño. Los delfines son polígamos y los machos pueden aparearse con varias hembras durante el mismo día. Además, mantienen relaciones sexuales por placer.
Una vez producida la fecundación, los delfines empiezan a desarrollarse dentro del vientre de su madre, donde se encuentran rodeados de una placenta conectada al cordón umbilical. En este sentido, el período de gestación de la crías dentro del vientre es de 12 meses, aunque puede variar dependiendo de la especie siendo más o menos largo. Como sucede con la mayoría de hembras gestantes, durante el periodo de embarazo la futura mamá delfín tenderá a comer una mayor cantidad de comida, tanto para garantizar el adecuado desarrollo del feto como para poder alimentarlo correctamente una vez nacido.
Ahora bien, ¿cómo nacen los delfines? ¿Qué ocurre al momento del parto? Al contrario que los seres humanos, por ejemplo, las crías de delfín no asoman la cabeza al momento de nacer, sino que salen a través del orificio vaginal mostrando primero la cola y luego el resto del cuerpo. Una vez que el delfín ha salido por completo, se rompe el cordón umbilical y la cría sube a la superficie en busca de oxígeno.
Todo este proceso puede durar entre 40 y 60 minutos, aunque en ocasiones se extiende hasta tres horas. Puesto que durante el parto la hembra pierde una gran cantidad de sangre, muchos depredadores podrían aprovechar el momento para cazarla a ella y a su cría. Sin embargo, los delfines son de los pocos animales que asisten los partos. Así, cuando nacen los delfines, los miembros del grupo se colocan alrededor de la hembra para protegerla.
Durante este proceso, una o varias hembras suelen acercarse para comprobar que todo va bien y asistir a la delfín que está pariendo si lo necesita. Las hembras paren una solo cría cada 2-3 años en función de la especie, siendo poco habitual que tengan dos crías a la vez. Dependiendo de la especie, al nacer una cría de delfín puede medir entre 1 metro y 1 metro y medio de largo, y pesar alrededor de 30-40 kg.
Cuando nacen los delfines, se alimentan de la leche materna, ya que las madres poseen glándulas mamarias. En general, el periodo de lactancia de los delfines suele durar entre 12 y 24 meses, puesto que depende en gran medida de la especie a la que pertenezcan. Generalmente, las crías suelen permanecer con su madre todo lo que dure el periodo de lactancia y algunos años más, siendo la media unos 3-6 años en total. Durante este tiempo, las crías aprenden todo lo que pueden acerca de las relaciones sociales, los métodos de caza y obtención de alimento, etc.
Así mismo, es habitual que las madres dejen a sus crías solas en algunos momentos, las cuales acostumbran a permanecer con otros delfines del grupo. Poco a poco, las crías son más independientes.
Otros datos interesantes
Mientras se realizaba un estudio en delfines nariz de botella (Tursiops truncatus) en cautiverio se observó comportamientos homosexuales y heterosexuales en los individuos, así como la práctica de masturbación en los machos. Así mismo, un documental sobre la homosexualidad en el reino animal de National Geographic, señala a los delfines como criaturas muy afectivas que llevan a cabo prácticas sexuales regulares, que incluyen el sexo en pareja con miembros del mismo y de distinto sexo o que practican sexo en grupo.
Asimismo se sabe que los delfines son la única especie, después de los humanos, en practicar el sexo por placer. Científicos han develado el comportamiento de los machos a la hora de buscar un encuentro sexual. Estos pueden volverse muy agresivos con las hembras o con sus crías para que ellas accedan al acto.
Por otra parte, un estudio con participación de investigadores del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (INIA-CSIC) revela que el esperma de los delfines tuvo que adaptarse para permitir la reproducción en el medio marino. A diferencia de sus parientes terrestres, que usan la glucosa como fuente de energía, los espermatozoides del delfín metabolizan ácidos grasos para permitir su motilidad y adquirir la capacidad de fecundar al óvulo. El trabajo ha sido publicado en la revista Current Biology.
Hace 50 millones de años, cuando algunos herbívoros decidieron volver al mar, tuvieron que evolucionar y cambiar su morfología para adaptarse a la natación. Su metabolismo cambió drásticamente al sustituir la alimentación vegetal por una dieta rica en grasa y proteína, basada el consumo de pescado. Esta transformación contribuyó a la adaptación a las nuevas condiciones de falta de oxígeno durante largos periodos de tiempo.
“Al cambiar la dieta de vegetales y polisacáridos de origen vegetal por proteínas y grasa, empezaron a usar los ácidos grasos como sustrato energético. Los músculos se adaptaron para utilizar las grasas como fuente energética, mientras que la glucosa se reservó para algunos tejidos específicos como el cerebro”, explica Alfonso Gutiérrez-Adán, uno de los autores del estudio e investigador del INIA-CSIC.
En estas nuevas condiciones, también sus órganos y estrategias reproductivas sufrieron grandes transformaciones. Entre ellas, los delfines perdieron las glándulas seminales productoras del líquido seminal que nutre a los espermatozoides en su eyaculado, por lo que la fuente energética para poder desplazarse y fecundar el ovocito debía encontrarse acumulada en su interior.
Para llegar a estas conclusiones, el equipo del INIA-CSIC analizó el esperma del delfín y, en especial, los requerimientos de glucosa o piruvato para el movimiento, así como su motilidad al inactivar la ruta de beta-oxidación mitocondrial de ácidos grasos. También realizaron análisis metabolómicos para comprobar sus diferencias con el esperma de mamíferos terrestres como el toro.