Con motivo del “Día Naranja”, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora este 25 de noviembre, en Somos Dolphins nos tomamos un espacio para hablar de las acciones de la NFL en torno al tema.
El “Día Naranja” busca movilizar a la opinión pública y a los gobiernos para emprender acciones concretas con el fin de promover y fomentar la cultura de la no violencia. La elección del naranja responde a que éste es un color que representa el futuro brillante y optimista libre de violencia contra el género femenino.
La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual sobre las que apenas se informa debido a la impunidad de la cual disfrutan los perpetradores, y el silencio, la estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas. Según ONU Mujeres, se estima que una de cada tres mujeres se ve afectada por algún tipo de violencia de género y cada 11 minutos una mujer o niña muere asesinada por un familiar o persona cercana a su círculo.
La violencia de género sigue siendo un obstáculo para alcanzar igualdad, desarrollo, paz, al igual que el respeto de los derechos humanos de mujeres y niñas. Lo que es más, la promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, por parte de la ONU, de no dejar que nadie se quede atrás, no podrá cumplirse sin primero poner fin a la violencia contra mujeres y niñas.
La Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer emitida por la Asamblea General de la ONU en 1993, define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.”
Dentro de la NFL los casos de violencia doméstica no han sido casos aislados, pues al ser una de las ligas de Estados Unidos con mayor número de elementos registrados, es mayor el número de casos conocidos. El número de jugadores que participan año con año es un total de mil 696 jugadores los cuales compiten entre los 32 equipos que cuentan con un roster de 53 personas por cada uno. La Major League Baseball (MLB) tiene un total de 750 jugadores divididos en 30 equipos con 25 personas cada uno de ellos, mientras que la NBA cuenta con 390 jugadores (30 equipos con un roster de 13 jugadores por cada uno).
Se entiende que el número de casos de violencia sea mayor a otras ligas por la cantidad de personas que la conforman, pero lo que no se puede entender y no se puede permitir es la gran cantidad de casos de violencia en general que se han registrado en la NFL. Un estudio de USA Today detalla que hasta el momento se tiene un total de 941 casos de violencia dentro de la NFL a partir del año 2000. De esos 941 casos, 110 casos son de violencia doméstica y 51 de ellos se han presentado durante los últimos 13 años (2009-2019).
Desde su llegada a la NFL, el comisionado Roger Goodell ponderó la política de “cero tolerancia” a todos estos actos de violencia doméstica que van en contra del respeto al deporte y que ha provocado que algunos jugadores ya no hayan tenido cabida en la NFL por su comportamiento fuera del emparrillado. Sin embargo esta política parece ser solo una pose y no una verdadera acción contra el problema.
La forma en que la NFL responde a las acusaciones de violencia contra las mujeres se ha discutido de manera superficial durante años, generalmente centrándose en el castigo a corto plazo que los atletas individuales recibieron o no de sus equipos o de la liga. Un estudio reciente, publicado en mayo en la revista académica “Violence Against Women” examinó este tema de manera más exhaustiva y cuestionó si los arrestos por acusaciones de violencia contra las mujeres perjudican las carreras de los jugadores de la NFL. Y la respuesta fue “no”, realmente no les afecta.
Daniel Sailofsky, autor del estudio y profesor de criminología en la Universidad de Middlesex en Londres, analizó las denuncias, detenciones y afectaciones en los jugadores señalados por violencia. El resultado fue abrumador, pues resultó que la carrera de un jugador exitoso, con un porcentaje positivo de efectividad acusado de algún tipo de agresión, no tuvo afectación alguna y siguió activo. Por el contrario, si un jugador de bajo promedio o que aún no había sido registrado por la liga como activo, que había sido involucrado en señalamientos de este tipo, sí tuvo repercusiones negativas en su carrera, al ser dejado fuera de la actividad deportiva. Los jugadores agresores con carreras poco prometedoras son quienes han sido utilizados, en mayor medida, como “ejemplo” en la NFL para validar su pobre política de “cero tolerancia”.
Sailofsky examinó las carreras posteriores al arresto de 117 jugadores de la NFL que fueron arrestados entre 2000 y 2019 por un acto de violencia contra las mujeres, según la base de datos de arrestos de jugadores de USA Today, que corroboró con informes de noticias. El modelo no consideró si los jugadores fueron condenados, sólo si fueron arrestados y acusados.
El período de tiempo analizado por Sailofsky incluyó el caso de violencia doméstica de 2014 que involucró al corredor Ray Rice. El mal manejo del caso por parte de la liga llevó a la NFL a reescribir su política de conducta personal, aumentando la suspensión de referencia para ciertas violaciones y dejando en claro que un jugador puede ser disciplinado incluso si la supuesta conducta no resulta en una condena penal. La liga también creó su propio brazo de investigaciones e introdujo la educación preventiva obligatoria en toda la liga. Rice nunca volvió a jugar después de que se hiciera público un video de él golpeando a su entonces prometida, Janay Palmer, en un ascensor.
Alex Piquero, un criminólogo de la Universidad de Miami que ha estudiado el crimen en la NFL, dijo que, los resultados del estudio reflejan que la violencia contra las mujeres no se toma lo suficientemente en serio en la sociedad en general o en la NFL, que tiene una plataforma de gran alcance. “Habiendo trabajado con sobrevivientes de violencia doméstica, muchas veces sus voces no se escuchan y no sienten que nadie las trate con seriedad, y mucho menos el sistema”, dijo Piquero. “La contribución de un jugador no debería importar más que la vida y el bienestar de la víctima”.
El caso de Ray Rice tuvo grandes alcances a tal grado que el anterior presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, reaccionó de una forma nada agradable y sentenció que “golpear a una mujer no es algo que haga un hombre de verdad”. La carrera de Rice en la NFL se acabó, ningún equipo estuvo interesado en un hombre que golpeó de tal forma a una mujer. Sin embargo no todos los casos han sido así.
El running back, Kareem Hunt, estuvo involucrado en un caso de violencia doméstica en la temporada de 2018, donde aún militaba con los Kansas City Chiefs. El jugador golpeó a una mujer, la derribó y la pateó en un hotel, lo cual apareció en un video de las cámaras del lugar y derivó en la suspensión inmediata, ya que fue colocado en la lista de exentos del Comisionado el 30 de noviembre, situación que también provocó su despido inmediato de los Chiefs. Meses después, los Cleveland Browns le dieron la oportunidad de redimirse dentro de la NFL y formó parte del roster de 53 jugadores que tuvieron lugar para encarar la temporada 2019.
Algunos de los jugadores que se han visto envueltos en la última campaña en problemas de violencia doméstica fueron el wide receiver de los Kansas City Chiefs, Tyreek Hill, y el running back de los Dallas Cowboys, Ezekiel Elliott. Tyreek Hill estuvo involucrado en una disputa con su pareja Cristal Espinal y su hijo de tres años, a los que en principio se había señalado que los había golpeado y que incluso le había roto el brazo. Al final, se determinó que el wide receiver no era culpable de los cargos de los que se le acusaban y podrá regresar sin problemas a la NFL. El running back Ezekiel Elliott fue suspendido por seis partidos, después de estar envuelto en un caso de violencia doméstica donde al parecer hubo agresiones físicas en contra de su pareja, Tiffany Thompson, en 2017. Y la lista sigue creciendo.
Juan Carlos Areán, director de programas de la organización sin fines de lucro Futures Without Violence, describe los deportes como una “fuerza rectora de la sociedad”, con la capacidad de influir en las normas culturales y la responsabilidad de modelar comportamientos. Al mismo tiempo, dijo, que no existe una respuesta simple y única sobre cuáles deberían ser las consecuencias en la carrera de un jugador acusado de violencia contra la mujer. Y ustedes dolphans ¿qué opinan?